Con la llegada de nuevas versiones de Windows, muchos usuarios se preguntan si sus computadoras antiguas podrán ejecutar el sistema operativo más reciente de Microsoft. La respuesta no es sencilla, ya que depende de varios factores técnicos, como el procesador, la memoria RAM, el espacio en disco duro y la tarjeta gráfica.
Por ejemplo, según los requisitos mínimos oficiales de Microsoft, para ejecutar Windows 7 o 10 se necesita un procesador de 1 GHz o más rápido, 1 GB de RAM para la versión de 32 bits o 2 GB para la de 64 bits, 16 GB de espacio libre en disco duro para la versión de 32 bits o 20 GB para la de 64 bits, una tarjeta gráfica compatible con DirectX 9 o posterior con controlador WDDM 1.0 y una pantalla con una resolución de al menos 800 x 600 píxeles. Estos requisitos son los mínimos para que Windows 7 y Windows 10 funcionen, pero ojo: cumplir con ellos no garantizan un rendimiento óptimo ni una buena experiencia de usuario. Para instalar Windows 11, los requisitos mínimos son notablemente superiores, incluyendo el hecho de que este sistema operativo en particular solo soporta procesadores de 64 bits.
Si tu computador cumple con los requisitos mínimos del Windows que deseas instalar, técnicamente puedes hacerlo. Sin embargo, podría ser poco usable. Es decir, es muy probable que sea extremadamente lento e inestable debido a su antigüedad y falta de potencia. Por ejemplo, es probable que no puedas abrir más de uno o dos programas simultáneamente, o más de dos o tres pestañas del navegador. Además de ser lento, deberás esperar problemas y errores con algunos componentes o programas debido a la falta de compatibilidad considerando la antiguedad del PC que tengas.
Para disfrutar de todas las características, ventajas y sobretodo una buena experiencia con un nuevo Windows, se recomienda tener un PC que cumpla al menos con el doble de los requerimientos mínimos. Podríamos llamar a estos los requisitos recomendados. Por ejemplo, para instalar Windows 7 o 10, el PC debería tener al menos un procesador de doble núcleo o superior, 4 GB de RAM o más, un disco duro SSD o con al menos 64 GB de espacio libre, una tarjeta gráfica dedicada o integrada con al menos 1 GB de memoria y una pantalla con una resolución de al menos 1366 x 768 píxeles.
En conclusión, si tienes un PC antiguo y quieres actualizar su sistema operativo a un nuevo Windows, debes comprobar si cumple al menos con el doble de los requisitos mínimos especificados por Microsoft. Si tu PC antiguo no cumple los requisitos de Windows 7/10 (de preferencia Windows 10, que exige lo mismo que 7 pero es más actual y seguro), lo mejor es que conserves el sistema operativo que tengas o que busques una alternativa más adecuada a tu máquina, como alguna distribución de Linux. Actualizar a Windows 11 será aún más complicado por exigir otros requerimientos como TPM 2.0 (aunque existen formas de escabullir esto), y tampoco es un sistema operativo que termine de convencer actualmente.
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